Unas mascarillas que van más allá de frenar los contagios
Sibol y Emaús producirán desde septiembre máscaras sociales y sostenibles, con filtros FPP3, a través de prendas reutilizadas
El engranaje ya está a punto, solo falta que la maquinaria se ponga en funcionamiento. Sibol y Emaús sellaron ayer un acuerdo para trabajar de la mano en la fabricación de mascarillas protectoras frente al virus. Su salida al mercado está prevista para septiembre y con ella se pondrá en marcha una cadena solidaria y sostenible con el medioambiente.
La producción de estos escudos destaca por reutilizar prendas desechadas -previamente higienizadas- y retales de filtros FPP3, consiguiendo así un resultado «seguro». Entre las dos capas de algodón fino se encuentra una ranura en la que se colocará el filtro protector. Esa membrana se podrá extraer en cualquier momento para el lavado de la mascarilla.
¿Y cuántas unidades saldrán al mercado? Será la propia demanda la que fije la cifra. «Podremos industrializar más de cara al futuro si vemos que la demanda es alta», explicaron. Eso sí, aclararon que por el momento el producto no cuenta con una homologación que atestigüe su eficacia, aunque Iñaki Muñoyerro, responsable de Sibol, aseguró que «son más seguras que las higiénicas». Y ese nivel de protección podría aumentar más adelante empleando ultrasonidos o ultrasellado para la unión de los retales.
Las mascarillas estarán a la venta en la página web SINdesperdicio y en los propios establecimientos de venta de segunda mano de Emaús, quien de esta manera generará mediadocena de puestos más de trabajo. Este esfuerzo, además de proteger a las personas frente al virus, también lo hará frente a la crisis provocada por la pandemia. «Estarán a un precio asequible para que puedan ser utilizadas por personas de bajo recurso», aseguró Javier Pradini, director general de Emaús.
«Un maridaje perfecto»
Hace una semana que el Gobierno vasco decretó el uso obligatorio de las mascarillas en espacios público, sin embargo la alianza de ambas firmas nace tiempo atrás. Sibol, empresa de Zamudio encargada de la fabricación y comercialización de equipos de protección individual, produce diariamente 16.000 unidades de mascarillas. Durante esa elaboración los moldes generan sobrantes que, calculan, podrían servir para dar salida a otras 8.000 más. De manera que Muñoyierro trasladó a Denis Itxaso, delegado del Gobierno en el País Vasco, la idea de encontrar la manera de darles una segunda vida a esos retales.
«El maridaje es perfecto. Estamos ante una iniciativa que tiene un cometido ciudadano y solidario», aplaudió Itxaso, tras el acuerdo. Esta unión permite revestir las que desde Emaús llevan tiempo produciendo como solicitud del departamento de Salud Medioambiental del Ayuntamiento de San Sebastián. «Hicimos una mascarilla higiénica, pero este filtro es un complemento ideal para generar un protector de más alta calidad», concluyó Pradini, contento con el resultado.
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