¿Ha llegado el final del Sintrom? El octavo medicamento más vendido es otra víctima de la pandemia
Antonio Castillejo
El temor a la Covid ha hecho que se apueste por nuevos anticoagulantes
Según los datos ofrecidos en julio de 2020 por el Observatorio del Medicamento de la Federación de Empresarios Farmacéuticos Españoles (FEFE), un anticoagulante, el Sintrom es el octavo medicamento más vendido en nuestro país con un total de de 7,1 millones de unidades al año equivalentes a 70,9 millones de euros. Solo le superan en ventas cuatro analgésicos Nolotil, Enantyum, Pracetamol Kern y Paracetamol Cinfa; Adiro, un antiagregante; Eutirox, una hormona tiroidea; y Ventolín, un antiasmático.
Sintrom es todo un clásico en los cajones de las farmacias españolas, lleva seis décadas en el mercado español, desde el año 1961 y es un anticoagulante que se utiliza como tratamiento crónico para reducir el riesgo de trombos en personas de alto riesgo.
Fuente: Observatorio del Medicamento de la Federación Empresarial de Farmacéuticos Españoles (Julio de 2020)
Fundamentalmente, estamos ante un medicamento cuyo principio activo es el acenocumarol, un antagonista de la vitamina K, y que pertenece al grupo de los anticoagulantes, es decir, los fármacos que disminuyen la capacidad de coagular de la sangre y, en consecuencia, previene la formación de coágulos en los vasos sanguíneos. Ahora bien, para la administración de Sintrom es fundamental que el paciente tenga muy presenta la innegociable cuestión de una correcta toma del medicamento en las dosis pautadas y el horario prescrito, porque, de lo contrario, su mala administración aumenta considerablemente el riesgo de sufrir un ictus o una hemorragia.
Sin embargo, últimamente han surgido dudas sobre la efectividad y efectos secundarios del Sintrom, sobre todo a partir de la aparición de la pandemia de covid, y ya se escuchan voces entre los especialistas que abogan por arrinconar al viejo fármaco y sustituirlo por otros más nuevos y seguros
Actualmente están medicados con Sintrom cerca de 800.000 españoles y durante más de seis décadas este medicamento ha sido la clave de bóveda de la farmacopea para la prevención del ictus que, en nuestro país, es el culpable de casi 27.000 defunciones y es nada menos que la primera causa de muerte entre las mujeres. La segunda Tasa Bruta de Mortalidad de la Unión Europea.
Fuente: Informe Anual del Sistema Nacional de Salud (2019)
Llegan los ACOD
A lo largo de los últimos diez años ha ido abriéndose paso en el vademecum farmacológico un nuevo grupo de anticoagulantes orales de acción directa, conocidos como ACOD que han ganado terreno al Sintrom muy rápidamente en Europa y, hasta ahora en un ritmo más lento, en España que, no obstante, se está acelerando como consecuencia de la pandemia de covid.
Los ACOD son fundamentalmente el rivaroxaban (nombre comercial: Xarelto), dabigatran (Pradaxa), apixaban (Eliquis) y edoxaban (Lixiana).
Se trata de una familia de específicos, eso sí, más caros, pero también, todo apunta, más efectivos y que requieren de menos controles médicos y en consecuencia hacen menos necesarias las visitas de los pacientes a los hospitales y centros de salud. Y es que los controles no se hacen cada mes, con un par de veces al año es suficiente. Y el temor a la covid ha hecho que se apostase por estos nuevos anticoagulantes que no precisan de control en el ambulatorio.
PINCHA SOBRE LA IMAGEN PARA VER EL VÍDEO ¿Hay alternativas al Sintrom? Doctor Juan Pablo Canepa. Jefe de Cardiología del Hospital CIMA
Por su parte, el Ministerio de Sanidad se muestra prudente frente a los ACOD. De hecho, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) ya advirtió que en pacientes con SAF (Síndrome Antifosfolípido por el que el sistema inmunitario crea por error anticuerpos que hacen que la sangre sea más propensa a coagularse) y antecedentes personales de trombosis, el uso de ACOD en comparación con el uso de antagonistas de la vitamina K, puede aumentar el riesgo de eventos trombóticos.
El prestigioso cardiólogo, doctor Pablo Díez Villanueva, reveló en la Sociedad Española de Cardiología que "una elevada proporción de pacientes con fibrilación auricular (FA) son mayores. Los estudios con anticoagulantes orales de acción directa (ACOD) incluyeron un número significativo de pacientes de 75 años o más, en los que se demostró que estos fármacos son, en general, seguros y eficaces. Sin embargo, es frecuente que estos medicamerntos no se utilicen en pacientes mayores y muy mayores en la práctica clínica habitual".
"La FA es la arritmia sostenida más frecuente en la población general. Su incidencia y prevalencia aumentan con la edad, siendo el ictus, la complicación más temida. Las actuales recomendaciones subrayan la importancia de una correcta anticoagulación en el pronóstico de los pacientes mayores, siendo los ACOD los fármacos de elección dado su perfil de seguridad y eficacia en comparación con los antagonistas de la vitamina K", añade el doctor Díez Villanueva.
Eficaces, con visado médico y ¿más caros?
Como todos sabemos, en nuestro país son las CCAA quienes tienen transferidas las competencias sanitarias e, incluso antes de la pandemia, aunque ahora en mayor medida, varias de ellas favorecen el uso de los ACOD en lugar del Sintrom como en el caso de Galicia, Baleares, Madrid, Cataluña, Murcia y Comunidad Valenciana.
Sin embargo, los ACOD presentan una complicación para su uso, en este casio de carácter administrativo porque necesitan el visado del inspector médico para ser expedidos en las farmacias y es algo que si bien abarata el producto para el paciente que solo asume una mínima parte del coste, lo encarece para la Seguridad Social puesto que su precio es considerablemente mayor que el del Sintrom. En concreto, 63 euros mensuales frente a los 3 del Sintrom.
Sin embargo, también hay quien mantiene que ese encarecimiento es relativa y recuperable puesto que el control mensual que necesita el Sintrom es también un gasto, registrado esta vez como de material y personal facultativo. En definitiva, un importante coste global.
Lo cierto es que el temor al coronavirus ha propiciado la opción de estos nuevos anticoagulantes en los que no es necesario el constante control ambulatorio. De hecho, la doctora María Lázaro, miembro de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), no duda en asegurar que "estos cambios son para quedarse. Los nuevos anticoagulantes son más seguros, evitan desplazamientos y ya se financian para la fibrilación auricular en otros países europeos".
El debate llega a la política
La polémica está servida y muy presente incluso en el debate político. De hecho, a finales de 2020, el Parlamento de La Rioja aprobó, por unanimidad y a iniciativa de Ciudadanos, instar al Gobierno de La Rioja al uso de nuevos anticoagulantes en sustitución del Sintrom por su mayor eficacia, seguridad y comodidad.
Pero es que además, la iniciativa fue como un espejo de la ya aprobada en el Senado y, de manera textual, pide que se elimine el visado de prescripción de los nuevos anticoagulantes orales ACOD a los pacientes con arritmia completa por fibrilación auricular no valvular; de este modo, se permitiría su uso como primera opción de tratamiento frente al actual Sintrom.
La diputada de Ciudadanos Pilar Rabasa explicó entonces que "esta iniciativa va a suponer que los pacientes dejarán de someterse a análisis de sangre continuos porque el tratamiento nuevo es estable e independiente de la dieta y otros medicamentos, además de muy eficaz para evitar la formación de coágulos en el corazón y el cerebro; y mucho más seguro para evitar la muy temida hemorragia cerebral".
Por lo que al cálculo de costes se refiere, aseguró que hay que tener en cuenta el ahorro que supondrá por su impacto a visitas y hospitalizaciones, que se reducirán. "Si evitamos un solo episodio de ictus, evitamos más de 27.700 euros año en costes globales", concluyó.
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